28.12.06

Acordar y Recordar

Días atrás en un coqueto hotel del centro marplatense, como diría un diario, se realizó una conferencia de prensa donde un amplio espectro de dirigentes políticos presentaron en sociedad lo que se denominó Concertación Plural. Había una “K”, relato para aquel que no viera la foto del bando posterior al escenario, últimamente siempre hay una “K”.

Juntos allí, dirigentes y militantes de origen peronista, radical y socialista entre las vertientes que se suman hoy a lo que simplificadamente se denomina kirchnerismo.

Sonó medio desafortunada una pregunta de un periodista acerca de si el espacio estaba abierto, o era “eso” lo que se presentaba el resultado de una negociación ya cerrada. Primer punto aclarable: existe confusión acerca del tópico. Algunos comunicadores dudan (si lo hacen ellos…) acerca de si concertar refiere a acuerdos ideológicos o programáticos o si es un arreglo entre dirigentes. Si esta última fuera la respuesta tornaría lógica la inquietud.

En otra intervención preguntaron acerca de si Juan Garivoto podría sumarse al espacio. Gustavo “Tato” Serebrinsky respondió: "Sería un acto de soberbia no dejar que se sume porque en definitiva estamos llamando a una concertación pero no vamos a poner el carro por delante del caballo. Estamos generando un ámbito de discusión política, luego hablaremos de actores”

No me toca la posibilidad de que me hagan a mí ese tipo de preguntas pero igual me gustaría contestar, también me entusiasma la idea de responderle a “Tato” quien descuento tomará a bien que en la pluralidad exista el disenso.

Según el diccionario “Concertar” es “traer a identidad de fines cosas diversas”. Se entiende, no?

El proyecto nacional necesita adherentes y es claro que aumentar la dirigencia deviene en una amplitud de la militancia pero… es necesario explicar más?

Uno es lo que hace, los actores son la política. Así como Carlos Menem representa una política, también Cavallo, Lopez Murphy, Patti, Duhalde, y… Juan Garivoto. Y el respeto hacia ideas opuestas no conduce bajo ningún punto de vista a un desconocer o negar las diferencias. El jabón nunca es queso por duro que apriete el hambre.

Bueno “Tato” no es este el primer acto de soberbia que voy a cometer en mi vida así que le doy sin culpa: con algunos no voy a concertar. No tengo ganas.

Uno de los riesgos de la transversalidad es que trazando una raya en el presente queden debajo oscuras historias de un pasado cómplice o directamente culpable de las desigualdades que hicieron reventar a miles de compatriotas sumiéndolos en la miseria y/o el descreimiento.
Concertar no puede ser sinónimo de indultar. Confundir concertación con concentración es propio de salames. Voy a agregar en un alarde de creatividad y sin comparar a nadie con nadie: Y si Russak decide volver a la política?, y si reaparece Norma Kodoy?, y si es Angel Roik ?

En otro rapto del mismo encuentro dijo también Serebrinsky refiriéndose a la gestión municipal "Hay problemas pero no vamos a meter palos en la rueda porque no es la línea política que nos bajaron de Buenos Aires”

Estamos un poco grandes para decir que nos bajan línea de Buenos Aires sin ponernos colorados. Deberíamos estar más grandes para no aceptar que nadie lo haga.

Nuestras ideas no tienen patrón, son nuestras. Las compartimos o no. Estamos ligados a un espacio en coincidencia con las ideas que se expresan, cuando no se comparte se debate y cuando se acaba debe buscarse otro destino. Es triste pensar que la política pueda engendrar “palabras santas”. El mundo de los humanos se maneja con las reglas de la falibilidad y este sayo nos cabe a todos.
Yo no estoy con Kirchner porque es el presidente de la Nación, cosa que disfruto y aplaudo. Acompaño el proceso que conduce porque me siento totalmente consustanciado con su lucha y con las políticas que lleva adelante y anhelo su profundización. Sus ideas son las mías. Permítaseme una grosería: no creo eso de “estoy con Kirchner” más bien siento que “Kirchner está conmigo” y es lo que fortalece y energiza mi espíritu militante.

Y si alguno decide que no resulta tácticamente conveniente criticar a Katz, que no lo haga. Ahora… oficialismo y oposición son cosas distintas. Hasta hoy los votos que obtuvo el intendente -2003 y 2005- fueron en detrimento de las listas del FPV. La estrategia del “sí pero no, mañana vemos” que el intendente maneja con la perfección de un relojero suizo no obligan a que nos comportemos como la novia de un colimba. Tampoco es bueno confundir al ciudadano común, mucho menos subestimarlo. Qué palos en la rueda pueden ponérsele a un gobierno que controla el Concejo Deliberante a voluntad? Desde qué lugar la Concertación Plural va a seducir a la población, mostrando una K en el logo?

Prométanme que me van a avisar si me equivoco pero no he llegado hasta acá para dejar mis convicciones en la puerta de un hotel del centro.

20.12.06

La Mano de Dios


Tengo las imágenes del 19 de diciembre de 2001 que Crónica pasó esa noche en un recuerdo preciso. La pantalla semi anaranjada que ofrecen las tomas nocturnas alumbradas a vía pública y la plaza de Mayo comenzando a burbujear de cacerolas y gritos, quedaron en mi tele presagiando que no se trataba de una noticia más. En lo personal, y perdónenme la simpleza, me sentí profundamente emocionado. No se hasta qué hora me mantuve así, lo cierto es que Argentina no daba para más. Y no hablo del corralito, de Cavallo, del que voló, de la desocupación o de los saqueos.

El “que se vayan todos” era el tiro por la culata de décadas cedidas al mercado, a los que opinan con segundas intenciones y a los afirmadores de que acá somos todos una mierda. Cómo no sentirse seducido por ese coro. Los desocupados piqueteando, la clase media movilizada, los garcas preocupados, los partidos, partidos y las asambleas populares, populares.

Mayoritariamente se afirma que aquella crisis económica se comió a la política, a los partidos y a su dirigencia. Opino, por el contrario, que la realidad se hartó de una política demasiado perversa, tanto que podía ser ejecutada vía fax y, para mal de ellos, sin el reaseguro de que llegado el caso alguna tropilla “salvara” a la patria.

A pesar de que la disciplina partidaria tapara el sol con un dedo, los partidos ya estaban hechos bolsa. Los más nuevos expresando fracturas solapadas o atajos convenientes y los tradicionales debatiendo entre el pragmatismo y la alcahuetería.

Los cambios trascendentes que tenemos oportunidad de disfrutar están en un nivel macro. La orientación de la economía, la política de derechos humanos, la de inclusión social, de jerarquización de la justicia, la discusión acerca de la distribución de la riqueza (los salarios caminando arriba de la inflación son un paso, la discusión sobre el impuesto a las ganancias, otro), la reforma educativa, inversión pública, ahorro estatal y desendeudamiento, la disminución del desempleo y la vinculación estratégica con Latinoamérica son algunos de los gruesos pilares establecidos por una gestión que no lleva 20 años sino tres.

Y la Justicia no se airea abriendo la ventana de Tribunales, la riqueza no se reparte emitiendo billetes, los derechos humanos no se defienden con leyes de olvido, la desocupación no disminuye con planes y la educación no mejora si te eximís con 3. Es decir, las cosas no andan mejor porque estemos condenados al éxito.

Los partidos políticos siguen tan estropeados como antes de 2001. Sólo hay un emergente claro que dibuja la bienvenida estrategia nacional.
Sucede que tal vez de puro asombro no logramos más que chocar la palma derecha contra la izquierda. Estamos en el proyecto del Presidente, estamos con Kirchner, todos con Kirchner!... los pragmáticos, los del atajo, los disciplinados y los alcahuetes también.

Se escucha habitualmente aquello de que la política transita una nueva oportunidad y es cierto, tan cierto como que Superman es un personaje de ficción.

A pesar de sus amigos, deberíamos reconocerle al Obispo Pigna el haber pisoteado las cenizas de la hoguera de 2001. Una llamita incipiente en Misiones podría habernos vuelto a meter en un infierno del cual mejor salir rápido. Obviamente, es de caballeros agradecer los servicios prestados por el gobernador Solá en su lucha contra el anacrónico grupo mausoleo pero no resulta sagaz regalarle una escopeta al que evitó un asalto.


Entender lo que sucedió en el país hace cinco años es uno de los primeros debates que la militancia debe encarar con seriedad y profundidad para pretender recién después ofrecerle a la sociedad una propuesta donde los nombres propios resulten secundarios.

Días pasados un ex diputado me comentó que no hay tiempo para discusiones ideológicas, que este momento es de acumulación, de recursos y de estrategias electorales. Coincidiendo solamente en haber elegido un cortado me despedí con la certeza de que la lucha es totalmente desigual.

Quizás una de las críticas que establecen los sectores ligados a las líneas troncales del gobierno -no desde el acercamiento táctico-, es hacia una renovación de la dirigencia política aún pendiente. No se trata de caras, sino de gestos. De acciones y compromisos. De obligaciones y voluntad. Los paracaidistas suelen tener una buena visión cuando se largan pero se desorientan cuando llegan al piso.

Los getones obtienen entidad ante un preocupante vacío, ante la esterilidad de una militancia todavía desarticulada y enrolada en cada una de las incontables vertientes de la pingüinera.
Y por me
jor nivel de autoestima que uno cuente no debe creerse que “la nueva política” es el espacio donde uno milita.

La candidatura de Scioli en Buenos Aires es el gol de Maradona a los ingleses en el 86,… el primero.

Recuerdo las imágenes furiosas del 20 de diciembre de 2001, las palmeras como antorchas, el humo de los gases, caballos y tiros, cámara movida y sangre en el asfalto, palos, escudos y helicóptero.
La política renació de semejante parto. Cómo no fortalecerla en el presente vergel.

Habrá que ver si en el futuro próximo estaremos en condiciones de hacer nosotros el segundo gol, el del barrilete cósmico, el histórico, el de
la gloria.