Siempre hay tiempo para encontrarse con personas interesantes. Más aún si uno se ofrece la oportunidad de adjudicarle importancia a lo que dicen otros por el sólo hecho de ser otro. Tal vez una de las cuestiones más insólitas en las que ha caído la política es en creer que solamente lo que uno piensa constituye la realidad. Probablemente un excesivo pensamiento conspirativo pone a todo lo que está más allá de la cabeza propia en situación de sospecha o de no verdad. Esta característica de la dirigencia constituye el mejor camino hacia la profecía auto cumplida ya que el camino hacia la verdad resulta inviable si el entramado político se moviliza cada vez más lejos de la síntesis.
Kirchner ha contribuido mucho a la confusión de “la gilada” y aplaudo que así sea. Antes de haberse lanzado por la presidencia hablaba ante grupúsculos de incrédulos seduciendo a partir de frases poco rimbombantes pero elocuentes: Superávit Fiscal, Memoria Pública, Movilidad Social Ascendente, Desendeudamiento y Legitimidad de Gestión. Logrado el primer milagro (la presidencia) cumplió con sus propias sentencias, así la legitimidad de gestión se convirtió en valoración ciudadana, recuperación de la autoridad presidencial, imagen positiva, intención de voto y, para la oposición, vocación hegemónica.
En alguna otra ocasión expresé que la debacle de 2001 proponía a la militancia un camino obligado hacia la reflexión y que difícilmente se lograría un salto de calidad ignorando que estábamos en presencia de situaciones distintas y que nada de lo pasado serviría como antecedente.
Días pasados un compañero me decía que mientras se producen nuevos ladrillos, otros pueden hacerse también con el polvo de los viejos. Recordé aquella vieja frase de Perón (adjudicada también a Yrigoyen) acerca de que un rancho se construye con barro pero también con bosta. Imagino que el autor intelectual del ingenio jamás habría dudado acerca de las proporciones apropiadas…
Lo cierto es que en medio de la acallada campaña electoral en curso el enamoramiento hacia el modelo instalado deviene de su éxito probado y no de su concepción. Digámoslo más claro: partidarios del ajuste, de la discrecionalidad del mercado, laudatorios de la globalización, de la venta de activos a costa de endeudamiento irresponsable e improductivo, facilitadores del olvido y explicadores de la problemática del desempleo mundial son hoy admiradores del presidente e incluso también pretendidos referentes.
Con algunos amigos locales se puede hablar también acerca de cuál es el rol del Frente para la Victoria. Y ya aquí comienzan a vislumbrarse algunas diferencias serias. Hay quienes afirman que el FpV es una mera herramienta electoral que desaparecerá después del 28 de octubre. Otros observan el espacio como un aggiornamiento del PJ y otros, entre los que me incluyo, consideramos que se trata de un agrupamiento nuclear primario que busca su lugar a partir de una comunión ideológica y metodológica acorde con los tiempos, una fuerza moderna de centro izquierda con hambre de gloria.
Sobre los primeros… nada.
Si alguien cree que la línea oficial del proyecto nacional se reduce a cambiar el escudito estamos sonados. El peronismo no existe más que como un sentimiento, como una emoción, como un compromiso interno con la solidaridad y la justicia social. Obviamente estoy seguro de que ese sentimiento sí es el núcleo duro del FpV.
No se puede hablar hoy de Partido Justicialista y que eso comunique una determinada identidad. Asistiremos en algún momento –espero que pronto- a la renovación dirigencial que jubile a los bipolares y reconstruya un partido que no está exento de una necesaria autocrítica. Resulta imposible invitar a los ciudadanos a comer un plato que nadie puede expresar como está hecho. También resulta impropio pedirle a la gente que crea en el mozo que atiende la mesa que le tocó en destino.
Coyunturalmente aparecen otros sectores o lineamientos que reproducen lógicas idénticas, la Concertación Plural, Compromiso K o el Frente Transversal por nombrar algunos otros ordenamientos padecen idénticos sentires. Pujas que a veces tienen nombres propios impiden el crecimiento de una fuerza ordenada y necesaria.
El kirchnerismo marplatense no se ha animado todavía a asumir claras definiciones estratégicas comunes. Inclusive desde lo meramente electoral no existe mesa en la cual aún no se discuta qué es lo que va a suceder con Daniel Katz.
Excepto que se piense que nada cambió y que no creamos en lo que predicamos la reelección de Katz como intendente de Gral. Pueyrredón es imposible. No se puede hacer política y menos todavía pretendiendo estar cerca de este gobierno mintiendo. No ha dicho una sino varias veces que no pretende un nuevo mandato y que la intendencia es para él una etapa concluida. Estamos obligados a creerle y esta apuesta debe darse en el convencimiento de que la población también creció. Nuestras convicciones políticas deben ser contrarias al engaño y al caradurismo.
Algunos compañeros ya han lanzado sus candidaturas a la calle y otros piensan hacerlo a la brevedad convencidos de que el debate, la discusión y la síntesis resultan superfluas. Y lejos de contradecir o apoyar cualquier representación lo que evidencian es que proyectos personales aislados pretenden conducir “lo nuevo” con formas propias del feudalismo.
El Frente por la Victoria ganará las próximas elecciones en Mar del Plata o saldrá segundo. Cualquiera de las dos situaciones podría mejorar notablemente la situación política local reordenando las cenizas partidarias, renovando protagonistas, jubilando, obteniendo mayores ámbitos de representación para el proyecto en el que creemos y ofreciéndole a los vecinos la oportunidad de ampliar las bases que sustentan el proyecto nacional.
Saldrá segundo si la miopía abarata el razonamiento que hoy avanza hacia el fraccionamiento y la dispersión. Suponer internas en el FpV es obtener un título de cachivache con medalla de oro. Podría incluso terminar tercero.
De lo que no me queda absolutamente ninguna duda es de que “Pingüino o Pingüina” y Scioli obtendrán un triunfo demoledor en la ciudad. Kircher ganará las próximas elecciones, inclusive las locales, con nosotros o contra nosotros. Montañas de barro y bosta están prestas para la construcción, no pretendamos también que nos enseñen a hacer la mezcla.
Kirchner ha contribuido mucho a la confusión de “la gilada” y aplaudo que así sea. Antes de haberse lanzado por la presidencia hablaba ante grupúsculos de incrédulos seduciendo a partir de frases poco rimbombantes pero elocuentes: Superávit Fiscal, Memoria Pública, Movilidad Social Ascendente, Desendeudamiento y Legitimidad de Gestión. Logrado el primer milagro (la presidencia) cumplió con sus propias sentencias, así la legitimidad de gestión se convirtió en valoración ciudadana, recuperación de la autoridad presidencial, imagen positiva, intención de voto y, para la oposición, vocación hegemónica.
En alguna otra ocasión expresé que la debacle de 2001 proponía a la militancia un camino obligado hacia la reflexión y que difícilmente se lograría un salto de calidad ignorando que estábamos en presencia de situaciones distintas y que nada de lo pasado serviría como antecedente.
Días pasados un compañero me decía que mientras se producen nuevos ladrillos, otros pueden hacerse también con el polvo de los viejos. Recordé aquella vieja frase de Perón (adjudicada también a Yrigoyen) acerca de que un rancho se construye con barro pero también con bosta. Imagino que el autor intelectual del ingenio jamás habría dudado acerca de las proporciones apropiadas…
Lo cierto es que en medio de la acallada campaña electoral en curso el enamoramiento hacia el modelo instalado deviene de su éxito probado y no de su concepción. Digámoslo más claro: partidarios del ajuste, de la discrecionalidad del mercado, laudatorios de la globalización, de la venta de activos a costa de endeudamiento irresponsable e improductivo, facilitadores del olvido y explicadores de la problemática del desempleo mundial son hoy admiradores del presidente e incluso también pretendidos referentes.
Con algunos amigos locales se puede hablar también acerca de cuál es el rol del Frente para la Victoria. Y ya aquí comienzan a vislumbrarse algunas diferencias serias. Hay quienes afirman que el FpV es una mera herramienta electoral que desaparecerá después del 28 de octubre. Otros observan el espacio como un aggiornamiento del PJ y otros, entre los que me incluyo, consideramos que se trata de un agrupamiento nuclear primario que busca su lugar a partir de una comunión ideológica y metodológica acorde con los tiempos, una fuerza moderna de centro izquierda con hambre de gloria.
Sobre los primeros… nada.
Si alguien cree que la línea oficial del proyecto nacional se reduce a cambiar el escudito estamos sonados. El peronismo no existe más que como un sentimiento, como una emoción, como un compromiso interno con la solidaridad y la justicia social. Obviamente estoy seguro de que ese sentimiento sí es el núcleo duro del FpV.
No se puede hablar hoy de Partido Justicialista y que eso comunique una determinada identidad. Asistiremos en algún momento –espero que pronto- a la renovación dirigencial que jubile a los bipolares y reconstruya un partido que no está exento de una necesaria autocrítica. Resulta imposible invitar a los ciudadanos a comer un plato que nadie puede expresar como está hecho. También resulta impropio pedirle a la gente que crea en el mozo que atiende la mesa que le tocó en destino.
Coyunturalmente aparecen otros sectores o lineamientos que reproducen lógicas idénticas, la Concertación Plural, Compromiso K o el Frente Transversal por nombrar algunos otros ordenamientos padecen idénticos sentires. Pujas que a veces tienen nombres propios impiden el crecimiento de una fuerza ordenada y necesaria.
El kirchnerismo marplatense no se ha animado todavía a asumir claras definiciones estratégicas comunes. Inclusive desde lo meramente electoral no existe mesa en la cual aún no se discuta qué es lo que va a suceder con Daniel Katz.
Excepto que se piense que nada cambió y que no creamos en lo que predicamos la reelección de Katz como intendente de Gral. Pueyrredón es imposible. No se puede hacer política y menos todavía pretendiendo estar cerca de este gobierno mintiendo. No ha dicho una sino varias veces que no pretende un nuevo mandato y que la intendencia es para él una etapa concluida. Estamos obligados a creerle y esta apuesta debe darse en el convencimiento de que la población también creció. Nuestras convicciones políticas deben ser contrarias al engaño y al caradurismo.
Algunos compañeros ya han lanzado sus candidaturas a la calle y otros piensan hacerlo a la brevedad convencidos de que el debate, la discusión y la síntesis resultan superfluas. Y lejos de contradecir o apoyar cualquier representación lo que evidencian es que proyectos personales aislados pretenden conducir “lo nuevo” con formas propias del feudalismo.
El Frente por la Victoria ganará las próximas elecciones en Mar del Plata o saldrá segundo. Cualquiera de las dos situaciones podría mejorar notablemente la situación política local reordenando las cenizas partidarias, renovando protagonistas, jubilando, obteniendo mayores ámbitos de representación para el proyecto en el que creemos y ofreciéndole a los vecinos la oportunidad de ampliar las bases que sustentan el proyecto nacional.
Saldrá segundo si la miopía abarata el razonamiento que hoy avanza hacia el fraccionamiento y la dispersión. Suponer internas en el FpV es obtener un título de cachivache con medalla de oro. Podría incluso terminar tercero.
De lo que no me queda absolutamente ninguna duda es de que “Pingüino o Pingüina” y Scioli obtendrán un triunfo demoledor en la ciudad. Kircher ganará las próximas elecciones, inclusive las locales, con nosotros o contra nosotros. Montañas de barro y bosta están prestas para la construcción, no pretendamos también que nos enseñen a hacer la mezcla.
3 comentarios:
Marcelito: Estoy "casi" en un 100% con lo que planteás. Y el "casi" es bien determinado: Cuando decís "El kirchnerismo marplatense no se ha animado todavía a asumir claras definiciones estratégicas comunes. Inclusive desde lo meramente electoral no existe mesa en la cual aún no se discuta qué es lo que va a suceder con Daniel Katz.", te cuento que la mesa que integro, aquella que sostiene el posicionamiento como posible candidato de Horacio Tettamanti, ha asumido ya, vía su pre candidato y algunos de sus referentes, un sinnúmero de definiciones estratégicas, (en realidad un proyecto integral) que, si como descuento, pensamos muy similarmente, has de coincidir que las estrategias son comunes. Además, te aseguro que en ese ámbito (y no por una mera expresión de deseos), ya no se discute "que es lo que va a suceder con Daniel Katz". No porque se sepa a ciencia cierta que es lo que va a ocurrir con él, sino porque ya se sabe que no ha de formar parte, ni directa ni indirectamente, de nuestro espacio político, Algo que, si se descontaba desde el punto de vista de la manera de sentir y hacer la política, no se podía decir lo mismo, hace unos meses, sobre el rol a jugar en los meandros de una política que se despega dificultosamente de lo que ya no debe ser.
Alguna parte de la seguridad de esta definición se basa en algo que planteás: las formas de hacer política de Néstor Carlos Kirchner, tan novedosas que realmente desorienta a "la gilada", entendiendo por tales a los que parecen no darse cuenta que su accionar estratégico y su metodología son parte de una forma genuina de hacer política que realmente significa la famosa "reforma" tan deseada y solicitada por los sectores progresistas.
Entiendo que el proyecto que sostenemos es la alternativa en la que todos al fin coincideremos. Y en cuanto al hombre que la pueda encarnar y encabezar la tareaa conjunta, creo que hemos tenido la inmensa suerte de que exista, que sea ideológicamente afín a nuestro pensamiento y con todas las condiciones como para llevar nuestra idea al triunfo. Como ves, coincidiendo con tu análisis y tu posición, me permito estar sólidamente esperanzado y entusiasmado... que no es poco, dada nuestra condición de argentino con unos años... y máxime marplatense.
Un abrazo
Guillermo A.
Decidanse: "Si van a seguir arrastrándose, a espaldas del Pueblo de Mar del Plata y de su Región"..., "o van a ponerse pantalones largos, y dejar de dirigir en favor de los Unitarios de Capital Federal y del Conurbano (con la Aduana y el Turísmo internacional.. con que nos proscriben desde siglos)".
LA FALTA DE ARRAIGO, DE IDENTIDAD Y DE CARACTER EN USTEDES, GENERA PARA MAR DEL PLATA, LA MISMA DISYUNTIVA QUE HOY SE PUBLICA PARA NUESTRA NACIÓN:
Argentina: ¿república o republiqueta?
A pesar de que el presidente argentino afirme que nuestro país no se rige con las reglas de una republiqueta, un examen detenido de nuestro sistema político hace surgir algunas dudas.
La semana pasada, el presidente Néstor Kirchner sostuvo, ante la visita de funcionarios del gobierno norteamericano, que la Argentina no era una republiqueta. Esta afirmación venía a cuento porque, según Kirchner, la Argentina no iba a dejarse presionar por el gobierno norteamericano para que un fondo de inversión comprara la empresa Transener. No es el objeto de esta de nota discutir si está bien o mal frenar la venta de Transener a Eaton Park. Lo que me interesa analizar es la expresión de Kirchner. ¿Somos o no una republiqueta? O, para ser más preciso, ¿somos o no una república?
Antes de empezar a escribir esta nota, busqué el significado de republiqueta en el diccionario de la Real Academia Española y en otros diccionarios online, pero no encontré una definición para esta palabra (si algún lector ha logrado encontrar una definición de republiqueta, le ruego me lo haga saber). De todas maneras, podemos asimilar la palabra republiqueta a un pequeño país gobernado por algún déspota ignorante, que se maneja en base a los impulsos de sus caprichos. Una republiqueta sería un país que hace una parodia de la república, es decir, hace como que tiene un gobierno limitado, con división de poderes que se controlan entre sí. Hace como que tiene un gobierno que publica sus actos en forma transparente y sin distorsionar la información. En una republiqueta no existen los valores que imperan en una república.
En este punto es importante distinguir entre democracia y república. La democracia es un mecanismo pacífico para cambiar los administradores de un país. Es lo que, en principio, le da legitimidad a la forma en la que el administrador llega al poder. La república es la forma de gobierno que adopta ese país, limitando, insisto, el poder del Estado para que éste no viole los derechos individuales. Un país en el que se respetan los derechos de propiedad, la libertad de expresión no tiene restricciones de ninguna clase, la información de los actos de gobierno tiene transparencia y es seria, los gobernantes no se colocan por encima del orden jurídico, sino que se subordinan a las leyes existentes y no tratan de manipularlas en beneficio propio.
Una democracia sin república inevitablemente deriva en un sistema autoritario de gobierno, porque siempre van a existir los enemigos de la libertad que van a aprovechar sus beneficios para destruirla. Los enemigos de la libertad usan sus reglas para llegar al poder y controlar el monopolio de la fuerza para destruir los derechos individuales una vez que tienen ese monopolio. El gran desafío de los pueblos es lograr defenderse de los enemigos de la libertad sin que, para defenderla, se deba recurrir a métodos que la anulan.
Los enemigos de la libertad también pueden intentar establecer un sistema autocrático mediante el uso de las armas y el terror, asesinando, secuestrando y robando. Si son derrotados en ese campo, a veces cambian su estrategia y optan por aprovecharse de los beneficios de la libertad para llegar al poder, como queda dicho en los párrafos anteriores. Es decir, cambian el uso de la fuerza y simulan querer incorporarse a los beneficios de una democracia republicana.
Para que en un país exista libertad en el más amplio sentido de la palabra y su pueblo pueda progresar disfrutando de una buena calidad de vida, es necesario que se junten la democracia con la república. Si a la democracia se la priva del contenido republicano queda perfectamente pavimentado el camino hacia la dictadura, la arbitrariedad en los actos de gobierno, la ausencia de una justicia independiente, la carencia de transparencia en los actos de gobierno, la manipulación de la información, la falta de otros poderes que controlen y limiten al Ejecutivo y la restricción a la libertad de palabra, de educación y de ejercer toda industria lícita. En definitiva, en una democracia sin república lo que tenemos es una republiqueta con un gobierno autocrático que puede violar los derechos individuales en diferentes grados, dependiendo de la paciencia que tenga la población frente al atropello de sus gobernantes y del grado de represión que los autócratas ejerzan sobre la población.
En una republiqueta, la ley está concentrada en el autócrata. Él puede decidir qué es legal y qué es ilegal de acuerdo a su conveniencia. Es más, al disponer de tal grado de arbitrariedad, puede llegar a decidir que las leyes tienen carácter retroactivo. Por ejemplo, alguien que actuó dentro del marco de la ley escrita puede ser sancionado por el gobierno autocrático de la republiqueta gracias a que en ese tipo de Estado las leyes pueden tener carácter retroactivo o incluso hasta pueden anularse, instrumento jurídico que no existe en las repúblicas, dado que en éstas las leyes se sancionan o se derogan, pero jamás se anulan.
En una republiqueta, los que controlan el poder pueden disponer de los fondos públicos sin rendir cuentas. Y pueden girarlos al exterior sin informar a los ciudadanos qué hicieron con sus dineros.
Los gobernantes de una republiqueta suelen viajar al exterior con fondos públicos para realizar giras sin ninguna utilidad para los ciudadanos y se hospedan, con sus comitivas, en los hoteles más caros, todo financiado por el súbdito contribuyente que debe pagar sus impuestos sin chistar. Porque en una republiqueta no hay ciudadanos, hay súbditos. Mientras estos viven como pueden, los gobernantes disfrutan de todas las comodidades y suelen obtener grandes fortunas aprovechándose del monopolio de la fuerza y la arbitrariedad que dicho monopolio les otorga.
En una republiqueta, los gobernantes cobran impuestos y no se manejan en base a un presupuesto votado por el Parlamento, sino que disponen de amplios poderes para asignar la plata de los contribuyentes de acuerdo a sus conveniencias políticas.
En una republiqueta, son escasos los verdaderos empresarios. Por el contrario, abundan los oportunistas que se acercan al autócrata para obtener beneficios derivados de las arbitrariedades del gobernante.
En una republiqueta, los funcionarios aduladores del autócrata pueden amenazar a la gente que produce para que venda sus productos a los precios que el burócrata dispone. Ese funcionario utiliza el monopolio de la fuerza para violar el derecho de propiedad en beneficio político del autócrata.
En una republiqueta, el autócrata grita, amenaza e inventa enemigos públicos internos y externos, todo para disimular su incapacidad para gobernar eficientemente y justificar sus arbitrariedades y la acumulación de poder.
En definitiva, una república no se construye declamándola, sino con actos de gobierno que se ajusten a las reglas de un sistema republicano.
En una república, los gobernantes adoptan políticas públicas de largo plazo en beneficio de los habitantes. En una republiqueta, las políticas públicas sólo tienen por objetivo concentrar cada vez más poder en el gobernante de turno.
En base a todo lo dicho, le dejo al lector la libertad de opinar si la Argentina es una república con mayúsculas o tiene las reglas de una republiqueta.
Fuente: Roberto Cachanosky www.economiaparatodos.com.ar
MAR DEL PLATA:
CAPITAL DE REGIÓN, CIUDAD CULTURAL Y PORTAL ARGENTINO ANTE EL MUNDO....
O
POBLADO SERVIL, ASISTIDO POR LA HEGEMONÍA CAPITALINA E IMPERIAL.... PARA SER ÚNICAMENTE "FACHADA NACIONAL E INTERNACIONAL", EN CONCIERTOS DE LA OPRESIÓN Y EL VACIAMIENTO DE LOS PUEBLOS.
Marcelo y demás contertulios: Cabe unas aclaración a mi comentario anterior: cuando dije que Katz no iba a estar en nuestro espacio político me referí al local... y refiriéndome sobretodo al famoso "dedo" que mucha gente espera/ba para su continuidad como Lord Mayor. Después del comentario se ofiacializó su "ruptura y pase". Sigo afirmando que nadie sabe aún adonde puede ir a parar. No sé si habrá arreglado sus tantos con los que mandan en el radicalismo K. Esa es la que le queda.
En lo que respecta al comentario del Sr.Cachanosky solo le puedo decir que mucho de lo que está mal tiene su causa en la crisis de la participación. Hacemos muchos diagnósticos, nos enojamos y quejamos mucho, encontramos múltiples culpables, pero muy poco es lo que, mayoritariamente, nos comprometemos, participamos y ayudamos a construir. Los que destilan veneno tienen su excusa más que fundada, pero mezclan mucho las cosas y hacen caer a justos (que los hay y muchos) por pecadores. Consideran tener toda la razón (como lo hacemos naturalmente todos) pero no consideran esta última circunstancia. Diálogo y propuestas. Compromiso y trabajo. Esa es la respuesta y, como hay muchos argentinos que así lo hacen, desde la comprensión del derecho de todos y de la necesidad de unión de esfuerzos, es posible definir que estamos superando lentamente una crisis terminal que podía confundirnos y hacernos creer que nos habíamos convertido, finalmente, en una republiqueta. No creo que ese sea nuestro destino. A pesar de la intolerancia, a pesar de los compatriotas que todavía esperan orden, mano dura, libertad de mercado y otras linduras y que no ven los avances sino las lacras.
Un abrazo
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